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LAS 5 ETAPAS QUE MARCAN LA CAÍDA DE UN IMPERIO junio 12, 2017

LAS 5 ETAPAS QUE MARCAN LA CAÍDA DE UN IMPERIO

Cuando se habla de la caída de un imperio, todo el mundo recuerda el de Roma, allá por el 476 D.C., con Romulidinio Augusto (apodado como Rómulo Augusto por sus detractores), como último emperador romano de Occidente.

Los historiadores suelen asignar fechas concretas a eventos históricos, por ser más sencillo, aunque la realidad es más compleja y sofisticada. La caída de un imperio presenta múltiples analogías con la “muerte”, y por extensión, con el colapso de una empresa. La principal es que ambos son un “proceso”, con un fin conocido y fácilmente determinable, pero con un inicio difuso e indefinido. En definitiva un proceso que una vez iniciado, presenta un solo sentido, pero del que no se conoce cuándo concluye.

Conocer las señales que originan el proceso puede permite estar preparados para ello, y quizás cambiar el curso natural e indefectible de este, el sentido y desenlace. En este artículo nos queremos centrar en las distintas etapas por las que atraviesa una empresa antes de derrumbarse.

El origen inicial de la ruina de una empresa se produce cuando sus pagos superan a los cobros durante un largo período de tiempo y de forma sostenida. Ello no está necesariamente causado por la existencia de unos menores ingresos que gastos. Cuando esto ocurre, la empresa como un gran imperio, es capaz de adaptarse a las nuevas condiciones, movilizando sus reservas, para afrontar este desequilibrio. Es entonces cuando la empresa (nuestro imperio) comienza a «adelgazar» mientras dure el déficit al que se le está sometiendo, de forma paulatina e inexorable.

¿Cómo detectar que ha comenzado el proceso? Analizando cómo evolucionan las distintas reservas que la empresa posee, y que corresponden a las etapas por las que irá atravesando hasta su extinción. Veámoslas.

  1. Una vez aparecido el déficit de tesorería, el imperio/empresa reaccionará movilizando su primera gran reserva, esto es, sus clientes (ciudadanos del imperio). Es habitual que cuando existen tensiones iniciales de tesorería, la empresa comience a realizar una gestión más intensiva de los cobros de clientes, lo que permitirá paliar temporalmente el déficit. Esta etapa no es visible a sus proveedores ni acreedores (aliados del imperio), y se suele valorar como un proceso de reajuste interno. Tampoco los enemigos del imperio (competidores) son capaces de vislumbrar la situación.
  2. Si el déficit continúa, el imperio movilizará su segunda gran reserva. Así se comenzará a negociar con proveedores el diferimiento de los pagos (los aliados), lo que permitirá “arrancar” ciertas concesiones sobre las obligaciones a corto plazo de la empresa. En este momento hay aliados que comienzan titubear sobre la fortaleza del imperio, y algunos podrán hasta retirar sus apoyos, como si los aliados ya no tuviesen clara la hegemonía del mismo. Aún es pronto para que los enemigos del imperio denoten sus debilidades, pero puede ocurrir que los antiguos aliados comiencen a entablar relaciones con los enemigos del imperio (la competencia)
  3. Si el déficit se mantiene, la empresa movilizará su tercera reserva, esto es, sus existencias. A ojos de proveedores, clientes y competidores, el reajuste no es visible, por lo que no existirá tensión proveniente del exterior. Ni los ciudadanos del imperio, ni sus aliados, ni sus enemigos, percibirán que el imperio se encuentra en una fase crítica, ya que para mantener su impostada situación está malgastando sus reservas. Valga como ejemplo la movilización de reservas de oro o divisas para mantener la situación.
  4. A pesar de todo lo anterior, el imperio continúa sosteniendo una situación insostenible, y recurre a movilizar su cuarta reserva, “el endeudamiento”, que le será permitido por su posición hegemónica. En esta fase comienza el proceso irreversible. Sus ciudadanos no percibirán lo preocupante de su situación, aunque sus aliados comenzarán a perder la fe en el imperio de forma generalizada. Los enemigos de este observarán la clara debilidad que presenta para sustentar su posición, y serán como buitres, dando vueltas sobre el animal que desprende ya el aroma de la muerte.
  5. La quinta fase, como el nuevo jinete del Apocalipsis, quedará plasmada con el inicio de impagos, la incapacidad de atender algunos de los compromisos que el imperio ha ido adquiriendo en las etapas anteriores. Es en este momento en el que los ciudadanos quedarán huérfanos, los aliados abandonados a su suerte y los enemigos irán despojando al imperio de sus mejores territorios, comenzando así la feria de la carroña.

La quinta fase es el equivalente al “horizonte de sucesos” de un agujero negro, que una vez traspasado no tendrá retorno.

Jose Antonio Caballero

Sed felices.